Resumen
Para una parte del alumnado la lectura de una
partitura es un problema añadido a tocar el instrumento y además totalmente
extraño porque tienen poca relación la lectura con tocar en sí. Para estos
casos el profesorado busca alternativas intermedias para enlazar estos dos
aspectos (leer y tocar) para que una precaria lectura no sea un lastre para
cualquier futuro músico. El presente artículo pretende ayudar en este proceso
para instrumentistas de viento.
Desarrollo
Cuando estudiamos música en un conservatorio o
escuela de música, tenemos dos asignaturas como eje principal en las enseñanzas
elementales que son lenguaje musical e instrumento. Las materias comunes entre
estas asignaturas son:
-Leer y cantar una
partitura (ritmo y entonación)
-Análisis musical
de la partitura (teoría práctica)
-Audición crítica
de lo que escucho y lo que toco (dictado).
Pero aunque sean comunes, en cada asignatura
se les da un enfoque diferente y personalizado, en instrumento con una vertiente
aplicada al instrumento y en lenguaje musical en una versión más general y
común para todos los instrumentos.
Es lógico pensar que la forma que hemos
aprendido la mayoría a solfear o leer una partitura no es la mas idónea para
nuestra especialidad pero si la mas general, teórica, estándar o genérica
cuando en la clase de lenguaje está surtida por diferentes especialidades
instrumentales.
Si en clase de instrumento, también solfeamos
o leemos, ¿por qué utilizamos esa fórmula genérica en lugar de hacerlo de una
forma aplicada a nuestras necesidades?.
Esto se ve mas evidente cuando nos encontramos
con alumnado que a nivel psicomotriz o espacial tienen dificultades al
enfrentarse a una partitura. Por regla general podrán tocar muy bien pero cuando
tengan una partitura delante tendrán un estrés añadido que les entorpecerá la
forma de tocar.
Quejas recurrentes del profesorado de
instrumento de viento son: Toca sin
hacer dinámicas ni articulaciones, suena todo plano, cada vez respira en un
lugar diferente, coge poco aire, la respiración es tensa, corre en algunos
fragmentos, no afinan, no coordinan los dedos, tocan sin aire.
Los motivos pueden ser variados (limitación
técnica, limitación lectora, limitación motriz o limitación coordinación
psicomotriz) o solo uno de ellos. Este será el reto del profesorado: descifrar
que tipo de dificultad está absorbiendo la concentración o atención del
alumnado en detrimento del resto de aspectos técnicos, motrices o musicales.
En primer lugar, vamos a enunciar cuales son
las dificultades que entran en conflicto cuando tocamos un instrumento delante
de una partitura.
Propios de leer:
1 Lectura de notas
(nombre)
2 Altura de notas
(entonación)
3 Duración de notas
(ritmo)
4 Mantener tempo
(pulso)
5 Articulaciones
(reconocerlas)
6 Dinámicas
(reconocerlas)
7 Agógica
(reconocerlas)
8 Donde respirar
Propios de tocar:
9 Cómo respirar
10 Uso aire para
cada nota
11 Articulaciones
(diferenciarlas aire-lengua)
12 Dinámica
(diferenciarlas aire)
13 Agógica
(diferenciarlas velocidad-ritmo)
La lectura clásica o solfeo se centra en leer con
el nombre de las notas marcando el pulso con la mano dibujando el compás en el
aire. Pero en la mayoría de los casos no se tiene en cuenta las articulaciones,
dinámicas ni respiraciones. Estos aspectos suelen ser conflictivos en el
aprendizaje de un instrumento musical, añadidos a la digitación.
A continuación se muestran algunas
alternativas a la lectura tradicional para solventar todas las dificultades
propias de la lectura (de 1 a 8) fuera del instrumento para que al coger el
instrumento solo nos preocupemos de las dificultades propias de tocar (de 9 a
13):
-Nombre de las
notas-articulación: los nombres de do re mi fa sol la si do no tienen ninguna
aplicación directa cuando tocamos el instrumento por lo que directamente los
podemos sustituir a nombres que nos resulten mas prácticos según la
articulación. Por ejemplo: podríamos utilizar las palabras to te ti ta to ta ti
to’ para las notas cuando se tenga que usar la lengua mientras que bajo
ligaduras podríamos cantar con las vocales o e i a o a i o’. O incluso
eliminarlos a cambio de soplar con aire de la forma que tocaríamos el
instrumento.
-Altura de las
notas: Siempre que leamos una partitura podemos entonarla. Una buena entonación
nos ayudará a conseguir una mejor afinación y encontrar mejor el centro del
sonido de cada nota. En los primeros cursos no es tan importante una entonación
perfecta pero siempre intentando respetar la dirección de la música. Si alguna
pieza no somos capaces de cantarla, difícilmente seremos capaces de tocarla.
-Pulso y ritmo:
Saber llevar el compás es importante en vista al fraseo y mejorar la
musicalidad dentro de cada frase pero en un instrumento no es vital puesto que
tenemos las manos ocupadas sosteniendo el instrumento. Por tanto para los que
les cueste imaginarse espacialmente el compás y encajar cada nota en cada parte
del mismo una alternativa a corto plazo es dejar de marcarlo con la mano. Al
tocar tenemos libres las piernas y los pies. Marcar el compás con los pies es
la alternativa mas sencilla para entender las rítmicas y ajustar cada nota en
su lugar. No es nada recomendable llevar el pulso con un pie, en cambio si lo
llevamos alternando los dos será muy difícil que variemos el tempo. En el
momento haya un conflicto mental se pararán los dos pies mientras que si solo
llevo en pulso con uno, este continuará ante cualquier problemática.
-Dinámicas: Cantar
siempre respetando las dinámicas.
-Digitación:
Mientras cantamos siempre podemos marcar con una mano la digitación
correspondiente a nuestro instrumento.
-Respiración: Aún
la respiración no es propiamente música es imprescindible que entendamos que la
música empieza antes de la primera respiración. De esta forma cuando cantamos o
leemos también debemos de visualizar y poner en valor las respiraciones que
posteriormente haremos al tocar.
Una lectura completa intermedia entre el
típico solfeo y tocar podría ser:
Opción A: cantar
diferenciando articulación, llevando pulsación con los pies, respetando dinámicas,
tomando consciencia de las respiraciones y digitando las notas con los dedos.
Opción B: Soplar
diferenciando articulación, llevando pulsación con los pies, respetando
dinámicas, tomando consciencia de las respiraciones y digitando las notas con los
dedos.
De esta forma nuestra lectura previa es mas
útil para el estudio del instrumento y con ella podemos solventar dificultades
que posteriormente aparecerán cuando vayamos a tocar.
Conclusión
Si antes de tocar con el instrumento, en
nuestra cabeza tenemos controlados el máximo de elementos o dificultades que
contiene una partitura o pieza y tenemos un control óptimo o coordinación sobre ellos, tocar cualquier instrumento será
mucho mas sencillo. Para nuestro cerebro será una minimización de complicaciones
que nos ayudará a poner mas atención en los aspectos técnicos y musicales
importantes y no a los propios de una lectura rutinaria.
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