Antecedentes
Este es mi tercer curso en la asignatura de conjunto (piano). Cuando empecé esta aventura no las tenía todas conmigo. El enfoque que quería darle a la asignatura era muy diferente a lo que se había hecho hasta ahora y tenía que andar con mucho cuidado para no fracasar en el intento.
Tenía un montón de ideas en la cabeza pero había que darles forma y cohesión para desarrollar unos contenidos realmente progresivos y no demasiado difíciles de asimilar por el alumnado.
Mi principal objetivo era y es que los alumnos aprendan a desenvolverse armónicamente con su instrumento, al menos de una forma básica.
En la enseñanza del piano clásico (y por extensión en los conservatorios) se hace mucho hincapié en la técnica y en la fidelidad a la obra o estudio que se está trabajando, que por otra parte debe ser así, pero se deja de lado en cierta medida la capacidad creativa e improvisadora que pueden llegar a mostrar o desarrollar los alumnos.
Hay que liberarse de la partitura y entender los mecanismos que suceden dentro de una obra o canción.
Es por ahí por donde hay que empezar. Saber lo que se está "cocinando" y poder llegar a la comprensión y posterior ejecución de nuestras propias creaciones.
Saber por donde se mueve la música, y tener la capacidad de discernir por donde quiero o no quiero que vaya.
Empezando desde abajo
El movimiento se demuestra andando, y no hay mejor manera de comprender las progresiones armónicas que tocarlas.
La armonía son los cimientos que sustentan a la melodía y parte esencial del desarrollo de la música tonal.
La armonía funcional se reduce prácticamente a dos estados: reposo y tensión (funciones de tónica y dominante respectivamente) y un tercer estado intermedio que es la función de subdominante.
Es importante tener esto claro ya que desde principios del siglo XVII hasta principios del siglo XX aproximadamente, la música occidental (culta) se ha movido sobre estas premisas (el jazz y la música pop siguen utilizando el sistema tonal principalmente)
Que mejor manera de empezar que con la progresión más sencilla donde están implicadas las tres funciones armónicas IV-V-I (subdominante, dominante y tónica)
Para ello utilizo algunos estribillos de canciones muy conocidas. En este caso se trata de Te amaré de Marc Anthony
Evidentemente empezamos con progresiones diatónicas y las trabajamos en casi todas las tonalidades. En este caso, nos aparece también una cadencia rota. Vamos incrementando el número de acordes por progresión y alternamos distintos estilos (reggae, bachata, doo wop, etc.) Se trabajan los enlaces de acordes (nota común, camino más corto) para una buena armonización
Aquí tenemos una progresión muy utilizada sobre todo en estribillos (I-V-VI-IV)
La progresión diatónica más larga que trabajamos es la que aparece en el canon de Pachelbel.
Nos encontramos con todos los grados de una escala mayor natural (excepto el II y el VII).
También hay un montón de canciones con esta progresión armónica.
Su secuencia es la siguiente: I-V-VI-III-IV-I-IV-V
En el ejemplo que vemos a continuación aparece en el estribillo.
A modo de conclusión
Es muy importante que el alumnado cree sus propias melodías en las progresiones que trabajéis. Los hace sentirse protagonistas e implicados en el proyecto.
Los recursos de aula que utilizo para llevar a cabo dicho proyecto son: pianos y teclados, un equipo de música, un ordenador y dos programas de acompañamiento musical (chordpulse y band in a box). El primero es más básico y fácil de manejar.
Para terminar, he colgado un pequeño vídeo donde trabajamos una progresión modal (dórica) con el estribillo de Don´t worry de Madcon.
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