lunes, 14 de diciembre de 2015

HACIENDO MÚSICOS ÚNICOS

Esta mañana, profesorado de este departamento hemos asistido a una charla sobre Atención a la Diversidad organizado por el CEP de Sevilla. Seguramente, nuestro jefe de Departamento hará una reseña exhaustiva aportando lo más importante de la Jornada, así que yo puedo dedicarme a divagar y permitirme el lujo de dar únicamente mis opiniones personales.

La educación tradicional es útil únicamente para la parte media de la famosa campana de Gauss del rendimiento académico y no se sabe qué hacer con los que llegan antes de tiempo y con los rezagados, porque ambos son un problema. En los Conservatorios también trabajamos bastante bien el fomento de esa media homogénea e impersonal. Así, como decía Joaquín Farias: nuestra máxima aspiración es que nuestro alumnado logre tocar bien la música compuesta por unas personas llenas de etiquetas y trastornos a los que seguramente no hubiéramos dejado entrar en nuestros Conservatorios.


Me ha entristecido mucho ver que la cruda realidad nos ha obligado a dedicar tanto tiempo a disertar sobre toda la burocracia procedimental, las normas de protección de datos; sobre las posibles reclamaciones en segunda instancia y la obligatoriedad o no de contar con un dictamen para establecer una adaptación curricular no significativa. No digo que no sea importante, que seguramente lo es, sobretodo porque, por desgracia, cada vez nos intentan convencer más de que ésto es lo importante; y era una pena ver esta mañana a tanto profesorado y personas expertas con talento que no pueden desarrollarlo por culpa del Sistema. Las olas gigantes de la burocracia educativa nos han dado tales revolcones que ya no sabemos en qué dirección nadar para volver a la superficie... por eso es especialmente esperanzador oír aisladamente frases que son como rayos de luz solar que se sumergen colándose entre la espuma de las olas.


Hay una educación mejor, que muchos ya conocen, e incluso algunos practican. Una educación que se basa en que cada uno es diferente, a uno se le da mejor la memoria, otra tiene más constancia, otro tiene mejor oído, otra lee mejor a primera vista, otro es ciego, otro tiene las manos pequeñas para ese instrumento, a otra le gusta Lady Gaga, otro tiene un título que le ha puesto algún experto y que se llama TDAH, otra prefiere la música de Semana Santa, otro ha llegado porque su padre siempre quiso ser músico y le quedó la espina clavada, otra quería tocar la guitarra eléctrica, pero le han dado fagot, otro...y nosotros tenemos dos opciones: formarlos en fila de a dos y enseñarles a llevar el ritmo de manera homogénea intentando que, a la larga todos toquen casi tan bien como yo los 40 estudios, 24 escalas, 15 conciertos y sonatas del repertorio, distribuyendo los suspensos adecuadamente para poner a cada uno en su sitio; o bien disfrutar de esa diversidad, potenciar las cualidades de cada uno y buscar la manera de que cada uno de ellos pueda ser él o ella misma con su instrumento. Embarcar el pequeño grupo en una aventura sin un rumbo fijo pero consciente de que al final se llegará a buen puerto. Hacer de cada una de esas personas únicas un músico único. Cumplir prudentemente los objetivos del BOJA, pero con la tranquilidad de saber que hasta dentro de cuatro años tenemos tiempo para modelarlos o, mejor para dejarnos sorprender por su capacidad. Y mientras tanto, sentir el privilegio de ser las personas que les ponemos un instrumento musical entre las manos por primera vez en la vida a tantos niños y niñas, e influir de una manera modesta para que sean más felices y mejores personas; y emocionarte igual cuando lees tu nombre en el currículo de una antigua alumna en un programa de concierto de un Auditorio como cuando ves a una niña que en septiembre no sabía lo que era ese instrumento y hoy, tres meses después, ha cosechado el primer aplauso por compartir su música.

2 comentarios:

  1. No puedo más que enviar un abrazo al autor del artículo por haberme leído el pensamiento. Sentir con mis alumnos desde pequeños hasta mayores como evolucionan cada uno a su manera en el arte musical y como disfrutan y les cambia la vida la música es lo que me hace pasar por encima del tsunami burocrático y la ceguera aprendida y remachada a fuego en tanta gente.
    Un abrazo, hermano.

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